lunes, 30 de enero de 2012

Reducir el Déficit

Etimológicamente esta palabra viene del latín deficere, que significa faltar. Es decir, el déficit es lo que falta. Al parecer (y sólo al parecer) actualmente, en España, hay un gran déficit económico del estado en el balance de ingresos y gastos.
En estos últimos días o meses nos machacan desde cualquier tribuna de comunicación con la necesidad de reducir-anular el déficit. Evidentemente qué objetivo más loable, qué deseable es no contar el déficit y poder contar el superávit.
Pues para cumplir este objetivo tan deseado debe haber una estrategia, unos recursos y una planificación en el tiempo. Y es aquí donde ya empieza a generarme pesadumbre, cuando no tormento, el derrotero que está tomando la situación.
Aún existen personas, algunas por ignorancia y otras por mala intención, que consideran que “el fin justifica los medios”. Jamás debiera aplicarse esta proposición. El fin, o la obtención de un objetivo, nunca debe justificar cualquier medida para conseguirlo. Esto siempre es muy común en regímenes dictatoriales. La estrategia a seguir para conseguir un objetivo deberá contar, a mi juicio, con múltiples factores y con la consideración de todos los elementos afectados, en este caso las personas.
Un ejemplo claro de la aplicación de que “el fin justifica los medios” es lo que desde USA se llama “Daños colaterales”. Una insolencia extraordinaria, a mi parecer, el justificar la muerte de personas por la falaz consecución de un determinado objetivo.
Volviendo al déficit económico del estado español, ese que pretende eliminar el actual gobierno con múltiples medidas de dudosa efectividad y de contrastada inmoralidad.
Lo de la efectividad lo digo porque, técnicamente, las actuaciones propuestas no son precisamente estrategias de inequívoco éxito, que muchos técnicos solventes ya demuestran ineficaces.
Lo de inmoralidad lo digo porque las medidas propuestas menosprecian a las personas, no las tiene en cuenta. No les importa eliminar una determinada empresa, llevando al paro a miles de personas justificándose en una reducción del gasto.
Lo primero son las personas, después las cuentas. Si en mi casa-familia, dispongo de poco dinero y tengo que decidir entre comprar comida para mis hijas o pagar una mensualidad de hipoteca; ¿alguien tiene duda de lo que voy a decidir?
Pues un estado debe ser igual que una familia, y lo primero deben ser las personas, siempre las personas. ¿Quien duda que en un Estado lo más importante son las personas?, ¿quién duda que un estado debe proteger a todas las personas que lo componen?, y ¿quién duda que un Estado es todas y cada una de las personas que allí conviven?
Aún así existen ignorantes o desaprensivos que abusan de las personas y encima lo justifican alegando el beneficio de un bien superior. Los Gurús de religiones primitivas, infundían el miedo generalizado, luego sacrificaban a las personas justificándolo por el beneficio de un bien superior; sin duda que esto es una barbaridad. No obstante lo estamos viviendo en nuestras propias carnes.
Entonces si la estrategia para reducir el déficit no antepone las personas ante otros intereses no es una estrategia válida. Lo cual demuestra (parafraseando a Machado) que el déficit es emocional, que dicho responsable político disfruta o sufre, según se mire, de un extraordinario déficit en su inteligencia, en su sensibilidad y en su honestidad. Lo que se puede definir como un auténtico tirano.

miércoles, 25 de enero de 2012

Compartir el Salario del Presidente

Acabo de enviarle una carta, un correo electrónico, al Presidente del Gobierno. Realmente le hago una propuesta singular, pero, desde mi punto de vista es absolutamente legítima e incluso generosa por lo ofrecido a cambio.
Reproduzco, literalmente, la comunicación completa.

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Sr. Presidente,
No voy a ser yo quien le alumbre sobre la complejidad problemática de la situación económica general en el país; pero sí de mi situación particular y de una alternativa que aliviaría mis tristes penurias.
Soy Miguel Angel Tejera, Ingeniero Superior, y actualmente disponible para trabajar como Profesional Liberal; es decir, cotizando como Autónomo. Durante “muchos” años he desarrollo mi actividad profesional como autónomo y también como asalariado, adquiriendo experiencia en múltiples campos y dando soluciones en otros tantos. Ya trabajé como jornalero en el campo incluso antes de ser mayor de edad. Mis estudios universitarios fueron posibles, en parte, gracias a las becas recibidas y, en parte, a mis trabajos de fin de semana y épocas de vacaciones en el sector de la hostelería. Los cuales, desde aquí le confieso, que en muchos casos sin ningún tipo de contrato laboral. Después, ya como Titulado Superior, he actuado como Ingeniero realizando Informes Técnicos, coordinando Proyectos de Desarrollo, asumiendo múltiples responsabilidades y dando respuesta en el ámbito de la gestión empresarial.
Hoy por hoy, a pesar del amplio espectro de actividades que puedo ejercer, las posibilidades de contratación son mínimas y por momentos aparentemente nulas.
Mi propuesta, considero que es muy sencilla. Al hilo de lo que le he oído decir a través de los medios de comunicación e incluso a otros miembros del Gobierno de España y también a otros colaboradores; que “hay que ajustarse…”, que “hay que solidarizarse con la situación económica general…” que “todos debemos aportar según nuestra posición…” En cualquier caso siempre con una perspectiva coyuntural y provisional. Ya que todo el conjunto de esos esfuerzos tendrán un plazo, pasado el cual todo debe normalizarse en una situación menos crítica.
Por lo tanto, yo le solicito, siempre con carácter provisional y durante un periodo esperemos que no muy largo que comparta conmigo y mi familia (tenga en cuenta que somos un matrimonio con tres hijas, la mayor tiene 8 años) parte de su sueldo. En nuestro caso podría sernos de mucha ayuda para poder avanzar en el vivir diario, el importe correspondiente a no más del 35 % de su asignación.
Le hago esta solicitud porque estimo, corríjame si me equivoco, que dado su cargo muchos de los gastos habituales que pueda tener una familia como la mía, en su caso ya están cubiertos. Como pueda ser el caso del transporte, gastos corrientes de suministros (luz, agua…), otros gastos de vivienda, además de contar con múltiples cortesías (que no corruptelas) que el cargo llega consigo, tales como tomar un café en un bar.
Ya le agradezco de antemano su decisión al tener en cuenta mi solicitud y que, desde su firme compromiso, que no dudo, con el ajuste por parte de todos, favorezca mi planteamiento; salvo que ese importe tenga un destino que considere mejor. Ni que decir tiene que a la vez dispondrá de mi capacidad para colaborar en la “creación de valor” en múltiples actividades. Modestamente estimo que puede contar con que mi compromiso tiene un resultado beneficioso.
Atentamente,
Miguel Angel Tejera.
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