lunes, 5 de diciembre de 2011

Las lágrimas más cínicas

La Ministra italiana, Elsa Fornero, cuando estaba anunciando parte de la batería de recortes planteados por el nuevo gobierno italiano, para contrarrestar la crisis económica; se echó a llorar con manifiesto desconsuelo, y no dudo de la sinceridad de tal desconsuelo.
Pero también, no puede dejar de calificar este llanto como las lágrimas más cínicas que se pueden verter. Miserable cinismo; tal y como lo define la Real Academia de la Lengua: "... Obscenidad descarada".
Qué ruindad es el llorar porque, tú, decides limitarme, a , mi calidad de vida. Y encima me lo dices llorando.
Respecto de la congelación o reducción o negro futuro de las pensiones... ¿qué va a pensar un anciano o una anciana italiana que ha visto llorar a la Señora Fornero? Tal vez, esa persona, sienta pena por el pesar de la Ministra y así, para consolarla y mostrarle su solidaridad, acepte de buen grado que le reduzcan su pensión. Mientras tanto la Ministra está recibiendo un sueldo muchas veces superior a las pensiones sobre las que decide, además de una proyección profesional incalculable. A esto último algunos charlatanes lo llaman demagogia, pero nada más real que la diferencia existente entre ambas retribuciones.
¿Acaso la Ministra está arrepentida de lo que dice? ¿Acaso no cree que la medida sea la mejor? ¿Acaso se avergüenza de su hipocresía?
Si las decisiones que se toman, en general, son las mejores de todas las posibles, habría que estar contento.
¿Para cuándo vamos a ver a un ministro llorando porque ha tomado la decisión de retener el 50 % del sueldo de un alto directivo de empresa; de esos que cobran varios millones de euros al año?
Sólo me vienen a la boca palabras para denunciar la desvergüenza. Sólo se me ocurre decir que, el ejemplo hoy de la Ministra, y tantos otros, simplemente son actos de cobardía, de engaño a los más desfavorecidos, un paso más para entristecer a la mayoría de las personas haciéndoles responsables de lo que no son, castigándoles por ello y condenándoles a reparar el problema. Mientras tanto los pudientes podrán seguir siendo pudientes y los sinvergüenzas podrán seguir abusando de los desfavorecidos.
¿Tan difícil es tener asumido que lo más importante son las personas, que lo más importante es la salud y la calidad de vida de la mayoría y no de unos pocos?